El Canal de Panamá frente al desafío Trump

Considerada como la mayor obra de ingeniería del siglo XX el Canal de Panamá se yergue como uno de los grandes enigmas que se habrán de resolver durante los cuatro próximos años de la administración de Donald Trump, quien amenaza con retomar el control de esa vía interoceánica a cualquier costo.

Con la visita, esta semana, del flamante secretario de Estado Marco Rubio a la nación centroamericana, tendremos los primeros indicios de cual es el planteamiento real del empresario y la respuesta del gobierno panameño encabezado por José Ramón Mulino quien desde el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, desmintió las incendiarias frases vertidas por Trump en su discurso de toma de posesión y defendió la soberanía del Canal.

En los últimos días han sido recurrentes las declaraciones de Trump en el sentido que China es el que actualmente controla esa vía; a reserva que tenga otros datos, no hay evidencias que den respaldo a esa afirmación aunque ciertamente las embarcaciones chinas se encuentran entre sus usuarias más importantes, de hecho, solamente detrás de las estadounidenses.

De acuerdo a la cadena de televisión BBC, lo que si es verdad, es que China ha invertido en puertos y terminales en ambos lados en la vecindad del Canal que le permiten recopilar información estratégica sobre el movimiento de los buques que transitan por la zona, datos más que útiles en el caso de una guerra en las cadenas de suministros. Paralelamente las empresas asiáticas han invertido miles de millones de dólares en infraestructura en Panamá incluida una terminal de cruceros, también construye un puerto de contenedores en el área de Colón con una inversión de 900 millones de dólares.

La presencia china no sólo se remite al Canal de Panamá, en el país existe una comunidad de 135 mil personas, aproximadamente el 3.5% de la población, con una creciente influencia. De ahí la justificación de Trump para pretender intervenir en la vía interoceánica, pero no sólo eso, la idea de transferir el Canal a los panameños nunca fue favorecida por muchos republicanos, recordemos a Ronald Reagan diciendo que el Canal pertenecía al pueblo estadounidense: “lo compramos; lo pagamos; lo construimos”.

Durante su comparecencia ante el Senado, antes de ser ratificado, Marco Rubio puso sobre la mesa la preocupación de la administración Trump por la presencia China en el Canal de Panamá, aunque se mantuvo lejos de lógica de la invasión militar, algo inimaginable dada la vocación neutral por la que el propio Estados Unidos pugnó tras su transferencia. Panamá no cuenta con un ejército por lo que muy poco podría hacer para evitarlo.

Más allá de un asunto tan trascendental como es la soberanía, el Canal de Panamá es un símbolo continental en un proyecto de infraestructura que es de todos. Hoy esto se encuentra en peligro, Donald Trump tiene la última palabra.

La desesperación en Culiacán

El pasado jueves, se registró la primera marcha ciudadana en Culiacán en protesta por la inseguridad y la violencia, convocada por la primaria Sócrates, donde estudiaba uno de los dos niños asesinados junto a su padre, en un probable intento de asalto. Una movilización relativamente pequeña, integrada en su mayoría por padres y alumnos de la escuela, pero que terminó en la irrupción en el Palacio de gobierno, rompiendo cristales, destruyendo muros y muebles, y gritos de “¡Fuera Rocha! ¡Fuera narcogobernador!”.

Esto último es algo que todo Sinaloa y el país saben, menos al parecer la presidenta Claudia Sheinbaum; el secretario de Seguridad, Omar García; y la plana mayor de Morena, quienes no dejan de respaldar a Rubén Rocha Moya, como si no se dieran cuenta de que el gobernador es parte del problema y que además no se ayuda, con declaraciones como que en Sinaloa “Se vive perfectamente bien”.

Culiacán ha vivido casi cinco meses de tiroteos, homicidios, secuestros, narcomantas, incendios, destrucciones de tumbas y cenotafios, por la ruptura del Cártel de Sinaloa y el enfrentamiento entre Chapitos y la Mayiza. Una violencia que a ratos se extiende a otros municipios pero que se ha concentrado en la capital sinaloense, donde los culiacanenses tienen que seguir haciendo su vida diaria -trabajar, estudiar, ir de compras-, con el riesgo de ser víctimas directas o colaterales de cualquier delito grave, incluida la pérdida de la vida.

De septiembre a diciembre de 2024, la percepción de inseguridad en Culiacán se disparó casi 35 puntos, de 55.7 a 90.6 %; mientras en Mazatlán casi 28 puntos, de 40 a 67.7 %. Curiosamente, otra ciudad sinaloense, Los Mochis, se mantuvo entre las de menor procentaje de inseguridad, con 24.6 %. No sorprende el resultado de la capital del estado, lo que extraña es que ocupe el cuarto lugar, detrás de Villahermosa, Uruapan y Fresnillo.

De nada sirvió la “ligera contención en la escalada de violencia” en Culiacán anunciada por Omar García Harfuch con motivo de los 100 días de gobierno, así como las detenciones y decomisos informados. En el olvido quedó aquello de que el secretario de Seguridad se quedaría un tiempo en aquella ciudad para pacificarla. Hasta se pierde la confianza cuando publica sus fotos en compañía del gobernador. Mientras tanto, la percepción de inseguridad crece, no por ilusión o eventos aislados, sino porque existe y es constante.

Empresas mexicanas apuestan por la sostenibilidad laboral

Este domingo se conmemoró el Día mundial de la Educación Ambiental, una fecha emblemática que busca concientizarnos acerca de la importancia de la saludable simbiosis que debemos procurar con nuestro entorno.

A propósito de esta conmemoración, OCC, la plataforma de empleo líder en nuestro país, publicó en su termométro laboral un sondeo acerca de las acciones ambientales prioritarias para las empresas. Entre los participantes destaca como tarea fundamental el uso eficiente del agua y la energía con un 44%, seguida del reciclaje con 32% y la reducción de plásticos en un 15%.

La encuesta también aborda el impacto de la educación ambiental entre el personal. El 33% de los trabajadores consideró que el tema genera un compromiso positivo entre los colaboradores mientras que igual proporción de empleados lo visualiza como un símbolo. Es importante destacar que solo el 9% de las empresas realiza capacitaciones ambientales lo que abre una ventana de oportunidad para fortalecer la formación sobre prácticas sostenibles.

Con más de 101 mil vacantes activas reportadas a través de su plataforma, OCC refleja el avance de las empresas mexicanas hacia modelos más responsables con un reto trascendental: integrar la sostenibilidad como parte fundamental de la cultura organizacional.

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