Prioritario, buscar mayor penalidad contra desapariciones
En medio de la crisis generada por el caso del Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, la presidenta Claudia Sheinbaum presentó un plan de acciones para la titánica tarea de buscar, localizar, identificar y atender a las familias de personas desaparecidas.
El plan incluye varias propuestas como fortalecer la Comisión Nacional de Búsqueda y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, consolidar el Certificado Único de Registro de Población (CURP) como única fuente de identidad e incorporar nuevos protocolos para llevar a cabo búsquedas inmediatas.
También contempla crear la Base Nacional Única de Información Forense, publicar mensualmente cifras del tema pero, sobre todo, equiparar al delito de desaparición con el secuestro y homologar tanto penas como procedimientos de investigación en todas las fiscalías estatales y la Fiscalía General de la República.
Sin duda, uno de los puntos que serán determinantes, de ser aprobado por la Cámara de Diputados y el Senado, es justamente el que permitiría castigar con todo el peso de la Ley a quien cometa este delito.
Si bien es cierto que el delito de desaparición forzada comedida por servidores públicos o por particulares conlleva penas que alcanzan hasta 60 años de prisión, de acuerdo con la Ley General en la materia, el ilícito de desaparición de personas en otras modalidades oscila entre los dos hasta los 50 años de prisión, de acuerdo con las características de su comisión.
Por lo anterior, resultaría por demás relevante que a las desapariciones se les impongan penas mayores como en los casos de secuestro y feminicidio cuyas condenas pueden alcanzar 70 años de prisión, de acuerdo con nuestro sistema de justicia penal. Ojalá que así sea.
Toros a la francesa
Finalmente, el gobierno y el Congreso de la Ciudad de México pretendieron ser condescendientes al no prohibir las corridas de toros -como originalmente se planteaba en la iniciativa ciudadana-, sino eliminar el uso de objetos punzocortantes para que no haya derramamiento de sangre ni la muerte del animal.
El término medio deja insatisfechos tanto a los aficionados como a quienes están en contra del uso de animales en espectáculos. Curioso, considerando la notoria animadversión por la llamada fiesta brava en la Ciudad de México: de acuerdo a encuesta de Enkroll, 75 por ciento de los chilangos está en contra de las corridas de toros y 66 % está de acuerdo con prohibirlas. Es decir, las autoridades hubieran podido con facilidad vetar las corridas de toros con respaldo mayoritario.
Desafortunadamente, en el reducido 25 % que está a favor de las corridas de toros, se encuentran varios integrantes de la clase política -Morena incluidos-, que dan voz y representación a todo un sector cuyo negocio y afición está en ello. De lo contrario no se entiende la incongruencia de matizar una iniciativa de ley para llegar a algo como “toros a la francesa” y no una prohibición total, como existe contra los animales en los circos y los espectáculos con animales acuáticos. Y lo anterior sin hablar de las peleas de gallos -donde incluso se corren apuestas-, las cuales fueron retiradas de la iniciativa original por el propio Partido Verde, argumentando que se necesitaba una consulta pública.
Se inicia en nuestro país un lento camino hacia la desaparición de las corridas de toros -más lento porque no fueron prohibidas-, que empezará por no herir ni matar al animal en la capital del país, dejando ese espectáculo a otras entidades donde seguramente habrá más resistencias y será más difícil llegar a ello, no por popularidad, sino por intereses.
Trump: una nueva era en Seguridad Nacional
Como no ocurría desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, el concepto de Seguridad Nacional vuelve a estar recurrentemente en voz del jefe del Ejecutivo de los Estados Unidos.
Donald Trump llegó a la presidencia de su país haciendo creer al electorado que su liderazgo era imprescindible tras años de laxitud en la materia, particularmente en las administraciones demócratas.
Bajo su slogan de “Make America Great Again”, Trump encabeza hoy algo que empieza a parecerse a una autocracia en donde él y solo él sabe lo que es bueno para el país; así la idea de Seguridad Nacional, más allá del terrorismo, ya permeó a otros ámbitos como el migratorio y el del narcotráfico, algo que no disgusta a una mayoría republicana que está optando por un modelo cada vez más cerrado de país.
A acciones como haber incluido el mes pasado a cárteles mexicanos y a otras organizaciones delincuenciales en el listado de grupos terroristas, se suma este fin de semana el polémico traslado de 238 venezolanos, presuntos miembros del autodenominado Tren de Aragua al Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador invocando la Ley de Enemigos Extranjeros, una norma que fue promulgada en 1798 que permite la expulsión de individuos no estadounidenses sin proceso judicial y cuyo uso esta contemplado en caso de una guerra formalmente declarada o invasión, una legislación que sólo se ha invocado en tres ocasiones: en 1812 contra Gran Bretaña y durante las Primera y la Segunda Guerras Mundiales.
Otra vez clamando la Seguridad Nacional, y con su característico estilo, Trump no dudo en pasar por encima de la decisión de un juez del Distrito de Columbia que prohibió tal acción por considerarla ilegal. Trump está decidido incluso a presentar el caso ante la Suprema Corte de Justicia en donde de los nueve jueces, seis son conservadores.
En nombre de la Seguridad Nacional ya se encuentra en aguas vecinas a las nacionales en el Golfo de México, el USS Gravely, un destructor cuya misión fundamental será interceptar cargamentos de drogas alineando esfuerzos por sellar la frontera sur y de paso protegiendo la soberanía de la Unión Americana, según informó el Comando Norte. Paralelamente se inició en Arizona la construcción de 11 kilómetros más de muro fronterizo aumentando también el número de elementos a desplegarse en los límites con México.
Inició una nueva era, una era en donde la vecindad con Estados Unidos empieza a sentirse cada vez más incomoda.
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