México en la tormenta arancelaria: entre amenazas y oportunidades
Escrito por: Washington López
Luego de haber estado en el ojo del huracán de la política comercial del presidente estadounidense, Donald Trump, México enfrenta un panorama mixto: cierta sensación de alivio por no haber sido incluido en las listas más severas de aranceles, pero también una creciente preocupación por la volatilidad del entorno global.
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El pasado 2 de abril, en lo que Trump denominó el “Día de la Liberación”, se anunció un nuevo paquete de medidas arancelarias que impone un gravamen base del 10% a todas las importaciones hacia Estados Unidos, con tasas aún mayores dependiendo del déficit comercial con cada país.
Así, economías asiáticas como Vietnam, Tailandia y Taiwán enfrentarán aranceles de hasta 46%, lo que podría abrir una ventana de oportunidad para México.
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En este contexto, el país, que envía más del 80% de sus exportaciones a Estados Unidos gracias al T-MEC, logró quedar fuera de las medidas más agresivas. Las exportaciones mexicanas seguirán exentas de nuevos aranceles si cumplen con las reglas de origen del tratado.
Aranceles en México
Sin embargo, ciertos sectores estratégicos como el automotriz, el acero y el aluminio ya enfrentan tarifas del 25%, lo que deja claro que la guerra comercial ha comenzado a salpicar incluso a los socios más cercanos.
La industria automotriz, en particular, representa un punto sensible para México. Como uno de los principales productores de vehículos y sede de grandes armadoras como Ford, General Motors, BMW y Audi, el país se encuentra en la línea de fuego de un conflicto comercial cuyas consecuencias podrían ser profundas.
Pese a ello, en la recta numérica de los aranceles, México es uno de los países que “menos empeoró”. Esto lo convierte en un destino potencialmente más atractivo para la relocalización de operaciones (nearshoring), especialmente en comparación con otras naciones duramente castigadas por los nuevos gravámenes.
Pero esa ventaja es frágil: depende de decisiones políticas impredecibles y de factores externos como la evolución de la economía estadounidense.
Economía mexicana
Y es que, aunque la mayoría de las economías se verán afectadas, México y Canadá podrían enfrentar un impacto menos severo gracias al T-MEC. No obstante, la economía mexicana sigue fuertemente sincronizada con la de Estados Unidos.
Como bien dice el dicho: “cuando a Estados Unidos le da gripa, a México le da catarro”. Así, una desaceleración o recesión en el vecino del norte podría tener efectos aún más perjudiciales para México que para otros socios comerciales.
Frente a este panorama, el reto para México es claro: no puede depender únicamente de su posición geográfica o de un tratado comercial para sortear la tormenta. Es indispensable invertir en talento, infraestructura (energética, logística, urbana, de telecomunicaciones) e innovación.
Solo así podrá aprovechar las oportunidades que surjan en un entorno global cada vez más hostil y volátil, y reducir su vulnerabilidad estructural.
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