Mujeres emprendedoras en México: desafíos y oportunidades del acceso al financiamiento

Aunque las mujeres en México representan una proporción significativa dentro del mercado laboral, su participación en el ámbito financiero y empresarial aún enfrenta múltiples barreras estructurales. 

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, hasta enero de 2025 había más de 54 millones de mujeres integradas en la Población Económicamente Activa (PEA), superando incluso la cifra de varones, estimada en 48 millones. 

Este dato confirma una realidad evidente: las mujeres son una fuerza activa y determinante para la economía nacional. Sin embargo, su acceso a financiamiento, así como su presencia en puestos directivos, dista aún de ser equitativo.

El panorama actual muestra que el emprendimiento femenino es una de las principales vías para que las mujeres participen en la economía formal. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) señala que el 26% de las trabajadoras mexicanas ha iniciado su propio negocio. A pesar de este dato, el 82% de estas emprendedoras opera en la informalidad, lo que limita su crecimiento, acceso a financiamiento formal y protección jurídica.

Por su parte, datos del INEGI indican que apenas tres de cada diez pequeñas y medianas empresas (Pymes) en el país son encabezadas por mujeres. Esta cifra refleja la persistencia del fenómeno conocido como “techo de cristal”, una barrera invisible que impide a muchas mujeres avanzar dentro de las organizaciones, acceder a cargos de liderazgo o ser tomadas en cuenta para decisiones estratégicas.

Compañías especializadas como Deloitte han planteado que mejorar la inclusión financiera en México requiere un enfoque integral que combine innovación, educación y políticas públicas. 

Entre las recomendaciones está fomentar programas de educación financiera con perspectiva de género, desarrollar productos accesibles y comprensibles para quienes tienen poca experiencia, e impulsar esquemas como microcréditos o cuentas de ahorro de bajo costo que respondan a las necesidades específicas de las mujeres.

Asimismo, se destaca la importancia de fortalecer la confianza en los servicios financieros mediante testimonios de otras usuarias, redes de apoyo y educación entre pares. La inclusión social juega un rol clave, pues muchas decisiones financieras están directamente influenciadas por el entorno cultural, económico y familiar.

El camino hacia una inclusión financiera efectiva para las mujeres en México pasa por cerrar las brechas de conocimiento, garantizar el acceso a productos diseñados con enfoque humano y generar confianza en el sistema. Esto no solo beneficia a las emprendedoras, sino que contribuye al crecimiento económico del país.

“Impulsar el liderazgo financiero femenino no solo es una apuesta por la equidad, sino también por la eficiencia y el desarrollo económico. 

En Max Capital trabajamos para ofrecer soluciones que eliminen barreras y acerquen a más mujeres a un financiamiento justo, accesible y adaptado a sus necesidades”, señaló Moisés Zamora, CEO de Max Capital.

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