Marco Rubio, potencial peligro para México

Marco Rubio, el próximo brazo derecho de Trump, dejó claro que se está analizando una intervención militar en México como respuesta al crecimiento de los cárteles en México.

A solo unos días de tomar posesión como secretario de Estado, la reiterada amenaza vuelve a hacerse sentir y a enrarecer aún más el ambiente entre ambos países; mientras tanto, la presidenta mexicana se reúne con empresarios de Canadá y Estados Unidos y el embajador Esteban Moctezuma recibe la invitación a la toma de posesión de Trump, como es costumbre.

Marco Rubio ha adoptado una postura crítica hacia México en múltiples ocasiones, enfatizando preocupaciones sobre la seguridad y la migración. Su enfoque parece combinar una firme defensa de los intereses estadounidenses con un llamado a la cooperación entre países.

Ante su potencial papel como secretario de Estado en la administración de Trump, es crucial que Rubio busque un equilibrio entre la presión para abordar problemas como el narcotráfico y la necesidad de fomentar relaciones diplomáticas constructivas.

La relación con México, como vecino y socio comercial, requiere un enfoque que contemple tanto la seguridad como el desarrollo económico, evitando el discurso divisivo que ha marcado años recientes.

Su polémica y protagónica presencia en el gabinete se vuelve aún más peligrosa para las relaciones con México, cuando es, por default, un potencial candidato que suceda a Donald Trump.

El incierto futuro que se cierne sobre Cuba

Tras haber ocupado un papel central en el ajedrez mundial de los años 60 y 70, Cuba pasó a convertirse de ser un factor desestabilizador, a una nación sumida en la miseria con un régimen caduco que hace años dejó de ofrecer algo positivo a su población.

La soberbia de Fidel Castro y su sucesión, el embargo económico impuesto por Estados Unidos y el derrumbe del bloque socialista, fueron condenando a Cuba a un aislamiento en el que se encuentra atrapada desde hace décadas. Hoy son dos los temas dominantes que figuran en la agenda de medios en lo que se refiere a la nación caribeña: la represión a todos aquellos opositores que reclaman un cambio democrático urgente que le de un nuevo rumbo al país; y las periódicas medidas políticas implementadas en Estados Unidos para dar gusto a los exiliados que forman un bloque electoral sólido en la Unión Americana.

Esta semana ambos fueron noticia, primero porque el presidente Joe Biden decidió, antes de su partida, borrar a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo (a la que paradójicamente había sumado Donald Trump antes de la suya el 11 de enero de 2021) y, segundo, porque el gobierno de La Habana anunció la liberación de 550 presos, tras la mediación del Vaticano; difícil no vincular ambos sucesos.

Se anticipa que la medida anunciada por Biden será revertida tan pronto como sea relevado en el mando por Donald Trump, quien seguramente echará mano de sus habilidades histriónicas para justificar una sanción que no encuentra razón alguna, porque a Cuba se le puede acusar de muchas otras cosas, pero no de terrorista.

Del otro lado, la liberación de presos, gracias a los buenos oficios del papa Francisco, no dejará de ser una buena noticia para centenares de familias que han atestiguado cómo sus seres queridos son encarcelados por demandar medicinas y alimentos algo que en la isla es considerado como una rebelión política contra un regimen que hace décadas dejo de ser sostenible y que si en algún momento lo fue, ocurrió gracias al financiamiento de la Unión Soviética.

 El regreso de Trump a la capital estadounidense provocará un revuelo en el orden internacional del que existen pocos precedentes. Sin duda alguna, Cuba ocupará un lugar de honor en las diatribas del empresario quien encontrará en La Habana un blanco muy fácil de atacar. Tal vez este sería el momento pertinente para que el gobierno de La Habana empezara a trazar un nuevo rumbo que le dé viabilidad. Una apertura democrática le granjearía el apoyo de una comunidad internacional deseosa de ayudar a una población con múltiples carencias que ya no puede más de tan pobre.

Enero: mes de oportunidades laborales y crecimiento profesional

Ya estamos a mitad de enero, un mes en el que se abren una infinidad de oportunidades para aquellos que no cuentan con un empleo formal o buscan un trabajo más conveniente a sus aspiraciones y necesidades.

A diferencia de lo que ocurre en otras épocas del año, enero marca el inicio de un nuevo año fiscal y con él, particularmente las empresas que planean su crecimiento y expansión, el punto de arranque de proyectos que usualmente van acompañados de procesos de reclutamiento o de ampliación de equipos de trabajo, especialmente en los ramos de tecnología, consultoría o servicios financieros.

En algunos otros casos las empresas hacen una pausa para reestructurarse tras las evaluaciones anuales lo que puede significar la creación de nuevas plazas o la promoción de empleados modelo, lo que deja espacios para el ingreso de nuevos elementos.

Con una larga trayectoria, plataformas de búsqueda de empleo y reclutamiento en línea, como OCC y Computrabajo, integrantes de Redarbor, el segundo grupo de “job ads” más grande del mundo, se yerguen como vehículos ideales para aquellos que buscan desarrollarse profesionalmente vinculándose a empresas de gran potencial, sin necesidad de estar tocando de puerta en puerta.

Si está a la caza de nuevas oportunidades y no sabe por dónde empezar ahí tiene una pista.

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