Innovación biotecnológica para lograr una agricultura sostenible

La agricultura es una de las actividades primarias en el desarrollo económico de los países. No obstante, a nivel mundial, los mercados agrícolas enfrentan diversos desafíos, como una reducción en la producción y un incremento considerable en los precios de los alimentos derivado de factores como la crisis climática, la pandemia y los conflictos bélicos, que han encarecido el costo de vida.

El cambio climático genera altas temperaturas que a su vez impactan en la diversidad de los ecosistemas con la pérdida de especies de insectos que contribuyen a la polinización de los cultivos, afectando la productividad en la agricultura.

El tema hídrico es otro de los factores que impacta la agroindustria, ya que según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México, el campo emplea más del 75% del agua dulce; mientras que a nivel global la cifra es del 72 por ciento.

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Innovación biotecnológica

En este contexto, a través del proyecto “Abastecimiento Responsable en México”, la compañía global de snacks, Kellanova, antes Kellogg, y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), buscan promover prácticas agrícolas sostenibles para abordar los desafíos de la crisis ambiental, principalmente en las regiones de Sinaloa y Guanajuato.

Lo anterior, por medio de la innovación biotecnológica, la cual permite identificar y seleccionar genes beneficiosos, e implementar técnicas de ingeniería genética avanzadas para desarrollar diversas variedades de maíz más resistentes y nutritivas. Esto no solo disminuye el uso de pesticidas y fertilizantes, sino también el impacto ambiental y al mismo tiempo mejora la seguridad alimentaria global.

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Mediante prácticas sustentables, más de mil 200 agricultores de Sinaloa y Guanajuato se han visto beneficiados, lo que ha permitido la reducción de hasta 21% en el uso de agua para la producción de maíz amarillo en más de 5 mil hectáreas, incluso en condiciones de sequía moderada. También les ha permitido reducir costos de producción y tener ingresos 10% superiores que el agricultor promedio.

Prácticas sustentables en la agricultura

Además de generar impactos positivos en las comunidades agrícolas, las prácticas sustentables que promueve Kellanova a través de CIMMYT, tienen un impacto positivo en el medioambiente, al reducir el consumo de combustible y las emisiones de CO2.

A través de iniciativas innovadoras y tecnologías avanzadas, ha logrado reducir el uso de agua en sus plantas de producción en toda la región; tan solo en el 2023 se disminuyó un 14% con respecto al año anterior. Asimismo, mantiene su compromiso de reducir el consumo en un 30% en regiones con alto estrés hídrico para fines de 2030.

Hambre y malnutrición en América Latina

Por otra parte, la inseguridad alimentaria es uno de los desafíos actuales que enfrentan diversas regiones del mundo. De acuerdo con el informe ‘Panorama de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en América Latina y el Caribe’, realizado por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en conjunto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Programa Mundial de Alimentos (WFP) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA); en el 2023 el hambre afectó a 9.1 millones de personas en México y Centroamérica, mientras que en América del Sur la cifra fue de 26.8 millones, y en el Caribe de 7.2 millones.

La directora regional del Programa Mundial de Alimentos (WFP) para AL y el Caribe, Lola Castro; resaltó que la falta de ingresos para acceder a una dieta saludable y nutritiva es una de las principales causas del hambre y la inseguridad alimentaria, asegurando que la región “tiene la dieta saludable más cara del mundo”.

El reporte advierte que los costos de no combatir el hambre y la malnutrición pueden ser incluso más altos que los generados para garantizar la seguridad alimentaria y una mejor nutrición entre la población; ya que el gasto producido por la inacción ante el impacto del hambre y la malnutrición representa en promedio el 6.4% del Producto Interno Bruto (PIB) de la región; en tanto que el relacionado para cerrar la brecha de ingresos para acceder a dietas saludables es del 1.5%.

El Caribe registra un costo promedio de 4.41 dólares diarios por persona para acceder a una dieta saludable, seguidos de América del Sur con 3.82 dólares, y México y Centroamérica con 3.63 dólares.

Debido al alto costo que representa, el 57% de la población caribeña no puede acceder a una dieta saludable; en tanto que en México y Centroamérica la cifra es del 22.2%, y en América del Sur del 20.6 por ciento.

La publicación destaca la importancia de invertir en la agricultura y la necesidad de realizar otras intervenciones para reducir la inseguridad alimentaria, el hambre y la malnutrición, evidenciando que el problema principal no proviene de la escasez de alimentos, sino de la falta de acceso físico y económico, especialmente en zonas rurales pobres y con poblaciones vulnerables.

En este tenor, el secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, indicó que “la incidencia de la pobreza extrema en la región fue de 11.4%, es decir, más de 70 millones de personas no tienen ingresos suficientes para adquirir una canasta básica de alimentos”.

Resaltó que el problema es mayor entre las mujeres, la población indígena y quienes viven en zonas rurales. Por ello, dijo que es imperativo fomentar políticas públicas inclusivas y promover una mejor focalización del gasto público para impactar directamente a la población más vulnerable.

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