¿Hacer América grande?

“Hacer América Grande de Nuevo” es un eslogan que se puede entender fácilmente porque conecta con amplios sectores de una población decepcionada por generaciones de políticos que muy poco han hecho por mejorar sus condiciones de vida. En perspectiva, Donald Trump, el rey de los oligarcas, tampoco se esforzará mucho por ellos porque a final de cuentas representa a una elite de billonarios que no suelen voltear hacia abajo.

A la cabeza se encuentra Elon Musk, el hombre más rico del mundo con sus 400 mil millones de dólares; su secretaria de Educación, Linda McMahon, con 3 mil millones de billetes verdes también está entre los elegidos; o Howard Lutnick, secretario de Comercio, con un patrimonio de 2 mil 200 millones de dólares por mencionar sólo algunos. En contraste, el desprecio hacia las masas que lo encumbraron es notorio. Al día siguiente de su toma de posesión, las versiones en español de la página web de la Casa Blanca, así como de la cuenta en “X”, ya no aparecieron, cerca del 20% de la población en la Unión Americana es hispanohablante.

“Hacer América Grande de Nuevo” no va a ser fácil para Trump con las fobias que arrastra y lo sofocan, su animadversión hacia los migrantes será la principal barrera para alcanzar este objetivo porque justamente una buena parte de la economía en la Unión Americana se sostiene gracias a este sector que, independientemente de su estatus legal, aporta con su trabajo e impuestos al desarrollo de esa nación.

La deportación masiva de migrantes representa un despropósito en la ruta para alcanzar la bonanza. Una publicación de la revista británica The Economist” estima que en Estados Unidos existen 13 millones de indocumentados, 10 de los cuales se encuentran trabajando sin autorización, lo que representa el 6% de la fuerza laboral del país; un millón se pueden localizar en granjas y otro millón y medio en la construcción, expulsarlos claramente pondría en jaque al mercado laboral.

Existen muchos mitos que el propio Trump se ha encargado de diseminar, el principal el que los migrantes desplazan a la mano de obra local. “The Economist” señala que existen evidencias de que, lejos de competir, ambos grupos se complementan, particularmente cuando hablamos de los trabajos más pesados y mal pagados como cosechar y empacar productos agrícolas.

No es ningún secreto que empresas pequeñas como el de cuidados hospitalarios, el campo y hoteles contratan indocumentados sin ningún tipo de prestaciones y con salarios muy por debajo de lo que marcan las leyes para obtener mayores beneficios. Los migrantes indocumentados no son elegibles para recibir los beneficios de los programas federales, sin embargo, pagan impuestos sin importar su estatus migratorio.

Trump lo tendría que saber, la edad de oro que prometió depende en mucho de ello. Cerrar la puerta con candado a una fuerza laboral indispensable para la buena marcha de Estados Unidos no es la solución aunque políticamente le reditúe en un aplauso fácil.

Las complicaciones la Ley de Vivienda y el Airbnb

En octubre pasado, el Congreso de la Ciudad de México aprobó reformas a la Ley de Vivienda y a la Ley de Turismo en las que se establece que los departamentos en alquiler mediante aplicaciones -léase Airbnb-, sólo se pueden arrendar el 50% de las noches del año, con la finalidad de reducir la gentrificación provocada principalmente por los nómadas digitales.

Cabe señalar que en otras ciudades del mundo las acciones han sido más tajantes, como prohibir la renta por aplicaciones de vivienda turística por zonas o en toda la ciudad, limitar o suspender el otorgamiento de más permisos.

La “solución” resulta una limitante que, para muchos, atenta contra la propiedad privada, que no resuelve la gentrificación pues, para empezar no hay un control real del tiempo en que se alquile una propiedad -el padrón digital de anfitriones no existe todavía, nadie está contando las noches ocupadas-; aún si lo hubiera, el alquiler puede extenderse por acuerdo entre las partes fuera de la aplicación.

A ello se suma la afectación económica de tener el departamento desocupado e improductivo la otra mitad del tiempo, manteniéndose o incluso incrementándose la oferta de espacios, además de quedar sin trabajo a personal de limpieza y otros contratados para dar mantenimiento al lugar.

Dada la inconformidad de propietarios de estos departamentos de alquiler por Apps -los llamados anfitriones-, autoridades del Gobierno de la Ciudad de México han establecido mesas de trabajo para analizar alternativas al 50% de las noches del año. Entre las opciones que se consideran están: limitar el número máximo de inmuebles por colonia que se pueden ofertar en las aplicaciones; para quienes tienen varias viviendas en renta, establecer un porcentaje que deban ser rentados de forma tradicional, o impuestos por número de viviendas de las que se es propietario.

Hasta el momento ninguna de las opciones convence, tanto por el perjuicio para los arrendadores como por la inviabilidad técnica de la aplicación de la ley, que es justo lo que está sucediendo con la ya aprobada del 50% de las noches y el inexistente padrón digital de anfitriones; que igualmente se necesitaría un control para limitar las viviendas turísticas por colonia, el número de propiedades por persona e impuestos aplicables y que, realmente, no resuelven el problema de gentrificación.

Lo cierto es que la vivienda turística está más cerca de tener un uso de suelo comercial que uno de vivienda tradicional, y probablemente sea en esas clasificaciones donde podrían explorarse opciones más viables tanto para autoridades como para propietarios.

¿Es buen momento para comprar vivienda?

En 2025, México presenta condiciones favorables para la compra de vivienda, con una inflación de 4.21% y una tasa de interés de referencia del 10%, según INEGI y Banco de México. Factores como el nearshoring han impulsado la inversión extranjera directa, que alcanzó 31 mil 96 millones de dólares en 2024, beneficiando a ciudades clave como Querétaro, Mérida y Tijuana, al generar empleo y mayor demanda de vivienda.

Empresas como Tuhabi destacan en este entorno al ofrecer opciones personalizadas para compradores. “La disminución en las tasas de interés está impulsando a más familias a evaluar oportunidades únicas para fortalecer su patrimonio”, señaló Juan Pablo Velázquez, director de Ventas de Tuhabi. Además, el gobierno federal busca equilibrar el mercado con un plan para construir un millón de viviendas sociales hacia 2030.

La tecnología también impulsa al sector inmobiliario, con herramientas como inteligencia artificial y realidad virtual que optimizan la búsqueda de vivienda y mejoran la transparencia. Estos avances, sumados a la estabilidad económica y condiciones crediticias, hacen de 2025 un año prometedor para quienes buscan invertir en el mercado inmobiliario.

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